¿Cómo elegir la mejor crema para tu piel?
Cuando compramos una crema ya sea para hidratar nuestra piel o para mitigar los efectos del envejecimiento, es posible que lo hagamos guiadas por la publicidad o alguna recomendación, pero difícilmente nos ponemos a revisar las etiquetas de los productos. Aunque pareciera que tienen mucha información que es difícil de descifrar en realidad ahí está la clave para saber si será una crema que cumplirá con lo prometido.
Pero ¿cómo saber qué es lo que necesitas buscar? Para empezar sólo debes concentrarte en los primeros cinco ingredientes de la lista, ya que son esto los que componen la crema, el resto sólo está de manera muy ligera y difícilmente tendrán un efecto.
Los ingredientes más importantes que debes buscar son el retino y la vitamina C, ya que éstos son los activos más potentes antiedad, por lo que entre mayor sea su porcentaje, mejores efectos podrás ver. La desventaja es que también pueden tener un efecto irritante, por ello es mejor que estén en una versión más útil como puede ser retinaldehído y en ácido ascórbico respectivamente.
Hay productos que también deberás evitar, sobre todo si tu piel es muy sensible o si reacciona fácilmente. Por ejemplo elige productos sin fragancias, sin conservantes como los parabenos y sin glicol de propileno. Si te preocupan los productos oil-free recuerda que los únicos aceites que bloquean los poros son los minerales.
Recuerda que otro punto importante para elegir la crema ideal es saber para qué se va a usar, ya que no todas tienen el objetivo de hidratar o retrasar las arrugas. Algunas de ellas son las que podrás identificar con las letras EDTA o EDDS, las cuales fueron creadas para evitar que los metales pesados del agua degraden los ingredientes de las cremas.
Así que recuerda que antes de verificar los ingredientes tengas muy claro qué efectos buscas, por ejemplo si quieres que sea hidratante revisa que tenga glicerina e hialuronato sódico. Pero si lo que estás buscando es que combata los signos de la edad entonces el resveratrol, niacinamida o algún tipo de péptido son una buena alternativa, y ten mucho cuidado si en su lugar encuentras en los primeros ingredientes algún tipo de sulfato o dimeticona ya que no es una buena señal de que obtendrás los efectos que estás buscando.